Juan es el profeta por excelencia. Jesús dijo que no había otro como él.
Apareció en una época en las que las personas vivían en un desierto espiritual. Él siempre buscó el bien del Señor Jesús, quien merece toda la honra. El Señor lo definió como alguien que ardía y alumbraba. Ardía por el Señor, de una manera apasionada.
Y esto nos enseña mucho hoy.
Parece que hoy en día hay una división entre los que se apasionan con el Señor Jesús y por otro lado los que alumbran con la doctrina.
Pero el Señor quiere ambas cosas de nosotros. Quiere que sigamos la luz, sigan la Biblia. Pero de una manera apasionada. Y ese es el ejemplo de Juan.
Juan dio su propia vida por obedecer al Señor. Revolucionó su mundo, su país, su nación.[/vc_column_text]
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